GRETEL LEDO en CNN en Español. Analiza el llamado al Diálogo de la Presidenta

miércoles, 13 de agosto de 2008

El Occidente y América Latina: Cavilaciones acerca del desarrollo

Por Beltrán Gómez Híjar (*)




Era mi primer día en Europa, aunque, para ser más exacto, mi primer respiro en una zona fuera de mi ciudad, Lima. Que viajase con mi propio peculio era una utopía. Había obtenido una beca, con todo pago. No había cenado la noche anterior, cuando llegué me fui directo (me llevaron) del aeropuerto a la residencia universitaria. Tampoco había desayunado ni almorzado: mis pocos dólares no servían para nada. No sabía que los bancos cerraban temprano los viernes en España, y que en las tiendas y restaurantes no era aceptado como medio de cambio. Tenía pocos días de haber egresado de mi universidad y ya me encontraba en otra ciudad, en otro país, en otro continente, en otra realidad: el mundo desarrollado.

¿Por qué el Perú y América Latina seguían siendo sub desarrollados? Muchas de nuestras repúblicas son más antiguas que países europeos como Alemania e Italia, formadas en la segunda mitad del siglo XIX, y sin embargo seguimos en camino al desarrollo, o como eufemísticamente se dice “en vías de desarrollo”. ¿Acaso fallamos en la operación delicada del transplante institucional y cultural que recomendaban los teóricos de la modernización en la segunda mitad del siglo XX? ¿Quizá nuestros médicos-políticos no estaban bien preparados para realizar tamaña proeza y se habían quedado en las técnicas de las trepanaciones craneanas, practicadas por la cultura precolombina peruana llamada Paracas, hace 2700 años?

Sentado en la Plaza Cívica de la universidad, cansado de buscar en vano dónde comer, todo cerrado, aburrido, sin nadie alrededor, algo asustado, mirando al piso, veo de pronto dos zapatos que se acercan y una escoba que se arrastra. Se pararon junto a mí. Levanto la vista. “¿De dónde eres?”. “De Perú”, respondo. El señor de la limpieza de la universidad donde iba a iniciar estudios ese lunes, era un peruano de la costa norte. Luego de una charla con pan duro por el frío y algo de café en su gélida “oficina”, me di cuenta que la solidaridad de los latinoamericanos es grande, pero también lo son sus necesidades y estrechez. “Hace unos días estaba una mexicana como tú, sentada en la misma banca, y con la misma expresión en el rostro”.

El desarrollo político, traducido en la implementación y buen funcionamiento de las instituciones de la democracia liberal; la modernización social, entendido como la adopción del individualismo, la visión de largo plazo, el alejamiento de las tradiciones no occidentales –“no modernas”- y de todo tipo de superstición; y el desarrollo económico, comprendido como la acumulación del capital para alcanzar el crecimiento y el desarrollo; no se han dado en nuestra región. ¿Por qué? ¿Acaso nuestro cuerpo político y social rechazó y rechaza esos órganos que se intentaron transplantar desde finalizada la segunda guerra mundial? (en algunos casos incluso desde antes).

Cuando llegué el día lunes a la oficina de Relaciones Internacionales de la universidad catalana que me alojó, escuché preguntar a una muchacha argentina cómo podía hacer para quedarse en ese país luego de concluida su beca. Al irse, oí decir a las que atendían en ese momento la oficina: “apenas ha llegado y ya está pensando en quedarse”. Era marzo de 2001, mes en que se inició la fuga de dinero en los bancos argentinos, a escasos nueve meses del “corralito” y de la gran crisis política y social que siguió a la crisis económica. Los presidentes se sucederían uno tras otro como aspirantes a miss mundo frente al escenario. Muchos argentinos se dieron cuenta que Buenos Aires quedaba en Latinoamérica, que no estaba bañada por el mar Mediterráneo. Vivían un tango.

América Latina demostró que no necesitaba un isotrasplante, es decir, cuando tanto el receptor como el donador son idénticos, gemelos. El mundo occidental -es decir, Europa y el mundo anglosajón- al parecer son de nuestra misma especie, pero no somos genéticamente iguales. ¿Latinoamérica necesita un alotrasplante, porque el mundo occidental no es lo mismo que esta región? ¿Necesitaremos un xenotrasplante, operación en que el donador y el receptor son de especies distintas? Espero, deseo, que no seamos tan distintos como un cerdo de un humano. El mundo occidental, desarrollado, no puede ser tan distinto a nosotros. ¿O sí?

Era mi primer paseo por las Ramblas, por Plaza Cataluña. La universidad con su residencia estaba en las afueras de la ciudad, en Bellaterra, por lo que mi paseo por Barcelona era como salir de mi burbuja. Hermoso. Las Ramblas me llevaron al mar, como la avenida Brasil en Lima, a unos pasos de mi casa, me lleva directo al océano Pacífico. El casco viejo de la ciudad, fantástico. El departamento donde vivo en mi ciudad también queda cerca del centro histórico de Lima. Plaza Cataluña me hace recordar un poco a la limeña Plaza San Martín. Sí que hay parecidos. Camino alegre, mirando atentamente cada detalle de la ciudad, sus edificios, sus tiendas, su gente, ¿su gente es parecida a la de las serranías peruanas? Era un grupo de cinco músicos, tocando música andina. Me acerco. Son bolivianos. Cantan y la gente les va dejando monedas, y con suerte le compran un disco. No son los únicos. En más de un punto de la ciudad veo músicos con rasgos andinos tocando en la vía pública a cambio de unas pesetas (sí, en ese primer viaje, aún no se usaba el euro).

En los años 80, al sur del río Grande, no se hablaba tanto de cómo desarrollarnos, sino de cómo salir de la catástrofe. Hiperinflación, problemas en el pago de deuda, no préstamos, violencia y caos social. Dictaduras moribundas. Retorno a la democracia. Luego, los años 90 ya no traían discursos de modernización, y mucho menos de los dependentistas (partidarios de la teoría de la dependencia, otra receta fallida para alcanzar el desarrollo). En la última década del siglo XX, el desarrollo era sinónimo de globalización. Capitalizar el país, promover la inversión privada –nacional y extranjera- apertura de mercados, procesos de privatización. La palabra competitividad se escuchaba por todos lados. El mundo es una aldea. Todos estamos conectados. El que se desconecta del resto del mundo, pierde. Quien no comparte su mercado y no busca otros con quien complementarse, se queda. Desaparece. El mundo desarrollado promovía la apertura de mercados en el mundo en vías desarrollo. En América Latina, México es el abanderado. Firma el Nafta. Chile no se queda atrás. El resto, sigue contemplando Machu Picchu, las cataratas de Iguazú, el carnaval de Río, las playas del Caribe. Latinoamérica se resiste al transplante para seguir con vida, para lograr el desarrollo.

En mi piso de la residencia universitaria me pongo a pensar en el Perú. Los años 80 y 90 me las pasé estudiando. Décadas de estudio. Colegio y universidad. Recibo una invitación. Un grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona viajará a las Fallas de Valencia, una fiesta muy importante de los valencianos. En el bus que nos llevaba, el idioma era el inglés, pues prácticamente todos los estudiantes que íbamos éramos extranjeros, casi todos europeos. A mi lado estaba un español. Solamente los dos hablábamos en el idioma de Cervantes. Una vez en Valencia el grupo se dispersa. De noche, con el jolgorio y la algarabía que inundaba cada calle de la ciudad, atiborradas de personas, decido buscar algo que comer. Un olor dobla mi nariz. Lo sigo. Era chocolate. Provenía de un puesto ambulante que era atendido por dos personas. Buñuelos, churros y chocolate caliente. El puesto estaba colmado de comensales al paso. Me acerco. Pido unos churros. Una de las vendedoras, joven ella, se me acerca y me dice, en voz baja “¿de dónde eres?”. – “De Perú”, contesto, con voz baja también no sé por qué. “Ah, qué lindo. Yo soy de Colombia. ¿Sabes? No te recomiendo los churros, no están bien hechos, mejor compra los buñuelos”. Le hago caso. Compro buñuelos y chocolate. ¿Nuevamente la solidaridad latinoamericana?

En el 2001 Colombia aún tiene un grupo terrorista activo en su territorio: las FARC. Este grupo tiene presencia en las dos terceras partes del territorio colombiano. Aliado con el narcotráfico, causa muertes, secuestros, inestabilidad política, y mantiene al único país de América del Sur bañado con los dos océanos, Pacífico y Atlántico, en el subdesarrollo. Y en nuestra pacífica región, a fines de la primera década del nuevo milenio, aún subsisten gobiernos que no son capaces de calificar a esta organización criminal, que empuja a miles de colombianos a escapar de su país para buscar un futuro mejor, de grupo terrorista. El nuevo milenio ve cómo América Latina se empieza a polarizar: en un lado se encuentran los respetuosos de las formas democráticas, los promotores de la inversión –nacional y extranjera, pública y privada-, los que abren nuevos mercados para sus empresarios, los que buscan ya no un trasplante, sino simplemente hacer lo que han hecho los países exitosos del mundo. Por el otro lado, se ubican los de discursos encandilados, de buenas intenciones pero de erróneas acciones, los que espantan la inversión privada, los que cierran sus mercados, los que pregonan paz pero aplauden a grupos violentistas o le dan una palmadita, los que dicen amar al pueblo pero lo mantienen en el atraso, los que llegan al gobierno mediante procesos democráticos pero una vez en el poder socavan esa democracia. ¿Qué países están despegando en América Latina? ¿Quiénes lo están haciendo mejor en términos de desarrollo? México, Chile, Perú y recientemente Brasil, ya tienen grado de inversión.

Frente al televisor, en casa de un amigo español, me entero que los ecuatorianos protestan en alguna ciudad de España. Quieren viviendas. Camino a mi piso de la residencia universitaria, que comparto con un armenio, me pregunto cuándo llegaremos a ser una región desarrollada y próspera, cuándo dejaremos ya no de emigrar, sino de hacer este éxodo hacia otros puntos del planeta que comprendieron que lo más importante es la libertad de acción, que cada ciudadano sabe mejor que cualquier Estado elefantiásico lo que es mejor para sí mismo y para los suyos. Latinoamérica no necesita trasplantes, necesita transfigurarse, dejar el espíritu de larva y echarse a volar, abriendo su alma a la libertad.

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(*) Politólogo. Lima, Perú
Publicado por la revista LIBEL MAGAZINE

1 comentario:

Gretel Ledo dijo...

Excelente Beltrán. Me quedo con las últimas palabras: "Estado elefantiásico lo que es mejor para sí mismo y para los suyos. Latinoamérica no necesita trasplantes, necesita transfigurarse, dejar el espíritu de larva y echarse a volar, abriendo su alma a la libertad."


DIRIGIR SIRVIENDO

Simplemente porque cada una tiene un don, un talento, un actor dentro de sí que es preciso “despertarlo” del encanto de un sueño que a veces es la propia vida.

Eso no tiene valor. Si cada uno comprende que para poder dirigir, hay que primeramente poder servir, la dirigencia política de nuestro país sería otra.

En este camino estamos y dichosos quienes lo transitamos hoy, y no lo dejamos para otros...


Comentario desde Lima, Perú

Es cada vez menos frecuente -y diría extraño- encontrar en nuestros tiempos organizaciones lideradas por jóvenes que tengan como premisa fundamental y abierta practicar los principios morales y éticos al incidir en la política y transformar la realidad. Y que esto se refleje en los artículos es menos frecuente aún.

Acciones como esa necesita más la Argentina, en particular, y América Latina en general.

Mis mejores deseos para que esta iniciativa vea fructificar sus nobles esfuerzos.

Con aprecio,

Lic. Beltrán Gómez Híjar

Lima, Perú

Comentario desde Barcelona, España

Agradezco mucho vuestra invitación. ¿De dónde es el grupo? ´¿Cuáles son exactamente sus objetivos? Realmente hace falta a la sociedad actual, enseñarle lo que verdaderamente es ética, moral, cordura y sentido común.
Estoy muy interesado en vuestro proyecto. Yo soy político también, y rector de la Comunidad Ecúménica de San Jorge en Sant Boi de Llobregat, Barcelona. España. Mi nombre es Jordi d'Alemany.
Recibid todo mi apoyo y contad conmigo para lo que haga falta.
Jordi
5-09-08

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Rta. desde NGM:

Bendiciones. Ha sido grata su conexión. La historia nos muestra que siempre fue necesario adiestrarnos moralmente para realizar algo nuevo. Hemos elegido este tiempo de la historia para determinar que sin moral no hay Nación.
A pesar de ser un concepto genérico y por ocasiones abstracto, nace en la necesidad de hacer saber al hombre que sin ética nunca jamás podrá construir nada.