GRETEL LEDO en CNN en Español. Analiza el llamado al Diálogo de la Presidenta

jueves, 16 de abril de 2009

Sobre las formas pulcras



SOLIDARIZACIÓN O SOCIALISMO LIBERAL
Por Eduardo Juan Salleras (*)




Cuando las personas dependen únicamente del Estado para la subsistencia y desarrollo, estamos hablando de un sistema socialista.

Pero si ese Estado depende de una persona, nos enfrentamos a una autocracia, a un absolutismo, o sea, al monopolio del poder.

Ahora si los hombres para su progreso dependen de si mismos y no del Estado, es un sistema liberal.

Y si ese Estado se encuentra en manos de un grupo, de una corporación, de un sector o algo que se le parezca, es una oligarquía; el gobierno estaría en manos de un oligopolio, por poder.

Tanto el liberalismo como el socialismo son formas puras de gobierno, la primera como una meta utópica y la segunda por necesidad. Pero ya sea el absolutismo, maquillado de populismo, como la oligarquía, disfrazada de sindicatos, asociaciones, burócratas, etc. son formas impuras de ejercer el poder sobre la administración pública, que generalmente se transforman en viciosas exageraciones de intervención.

Está más cerca el liberalismo del socialismo y viceversa, que cualquier de ambas con sus formas impuras, que sí se parecen entre ellas, porque tienen como único objetivo: el poder.

El pretender crear un fuerte antagonismos entre las formas puras es el negocio, la treta, de las impuras.

Una y otra de las formas pulcras, institucionalmente hablando, coinciden en el sistema democrático, y en específico: el republicano de gobierno, aunque necesitan de un factor decisivo para alcanzar sus objetivos eternos. Las dos precisan, requieren y exigen, la solidaridad como expresión y sentimiento individual de cada uno de sus ciudadanos.

Un verdadero sistema socialista o liberal no se obliga desde el Estado, sino que se impone al Estado desde la conciencia cívica de su sociedad.

¿Por qué resalto esto? Porque hace un tiempo que se bombardea desde distintos puntos de la realidad, la conducta social del pueblo, creando divisiones, fomentando revanchismos, y donde no se encuentra una base de sustentación para la confrontación, se inventa. Este es el negocio, la treta, de las expresiones totalitarias o por lo menos, de las formas híbridas. Las que muchas veces llegan al poder democráticamente para luego comportarse como una dictadura popular.

Única consecuencia de ello: la destrucción del espíritu comunitario en la vida nacional.

En este punto, el padre de la democracia argentina (o de la institucionalidad): Esteban Echeverría, basó su pensamiento político. Si bien por él se crearon discusiones sobre si era realmente liberal o socialista, quienes se enfrentaron y perdieron el tiempo en la confrontación, terminaron derrotados, por un lado y por el otro, porque aquel hermano mayor de la Asociación de Mayo, fue en realidad, un Socialista Liberal.

Adhiero a esa ideología, tal vez creada desde mi fantasía, porque un día, en una sobremesa, luego de un exquisito chivito cordobés, entre medio de las sierras chicas de Deán Funes, expuse mi criterio político y mis ideas para el país.

Un simpático lugareño, entusiasmado por mi prédica me preguntó cuál era mi ideología. No habiendo pensado jamás en ponerle nombre, lo inventé: Socialista liberal.

–“Me mataste”, respondió.

Y agregó: -“¿y eso con qué se come?

- “Es muy fácil”, contesté. “En los países como el nuestro, donde arrastramos un pesado complejo de pobreza insatisfecha e injustificada, como inaceptable es no producir más riqueza que la que potencialmente nos regala la naturaleza, con algunos grupos oligárquicos que se enriquecen de la nada (sindicatos, políticos, empresarios, etc.), generalmente beneficiados por las prebendas de un Estado arbitrario, es necesario un proyecto de liberalismo para la riqueza, de socialismo para la pobreza, pero con capitalismo para todos. Ahora, ¿me comprendes? La pobreza será siempre un enemigo a vencer, jamás un aliado como en los sistemas populistas. Su eliminación es la base del desarrollo”.

Estudiando luego a Echeverría, me di cuenta, que lo mío ya estaba inventado por él.

Poca gente lo entendió y sin embargo fue tan simple como brillante: igualar los términos de socializar con solidarizar, tal vez en procura de alcanzar esa hermosa utopía, luego de conseguir acomodar las piezas del equilibrio, que es el liberalismo.

El habló un idioma diferente al de estos tiempos, en los que solamente se postulan magos que dicen resolverlo todo (luego fracasan). Su gran preocupación fue sin duda la solidaridad como principio social de las conductas individuales, en relación al compromiso cívico que se tiene con la nación. De lo contrario, si no se cuenta con la adhesión voluntaria y sentida de los ciudadanos, preocupados por el bien común, como meta insoslayable para el bienestar general, todo dependerá del dinero suficiente para comprar almas hasta que alcance o el mazo capaz de amedrentar a los rebeldes.

O sea, el populismo basa su estrategia en el mercantilismo social y el palo.

Rememorando la Pascua, antes de la última cena, Jesús, tomó un recipiente con agua, una toalla y comenzó a lavar los pies de sus discípulos, uno por uno. Cuando llegó a Pedro, éste le dijo: -“Maestro, yo soy el que debería hacerlo contigo”. – “No, respondió Cristo, si comprenden lo que yo estoy haciendo en este momento con UDS, habrán entendido por fin mis enseñanzas. Vayan y hagan lo mismo con otros”.

Los principios de solidaridad y de servir a los demás, todas las religiones serias lo predican. Son credos universales aplicables a la vida cotidiana.

En tanto, la política, prácticamente no tendría necesidad de perder el tiempo en estos dos temas, con solamente enunciarlos, recordarlos, sería suficiente. Pero si siembran lo contrario jamás cosecharán lo que deben.

¿Por qué lo hacen entonces? ¿A mar revuelto ganancia de pescadores?
(*) Licenciado en Administración Agraria, ex docente y Director de la Escuela Agrotécnica de Aarón Castellanos, ex presidente de la Comuna de Aarón Castellanos

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DIRIGIR SIRVIENDO

Simplemente porque cada una tiene un don, un talento, un actor dentro de sí que es preciso “despertarlo” del encanto de un sueño que a veces es la propia vida.

Eso no tiene valor. Si cada uno comprende que para poder dirigir, hay que primeramente poder servir, la dirigencia política de nuestro país sería otra.

En este camino estamos y dichosos quienes lo transitamos hoy, y no lo dejamos para otros...


Comentario desde Lima, Perú

Es cada vez menos frecuente -y diría extraño- encontrar en nuestros tiempos organizaciones lideradas por jóvenes que tengan como premisa fundamental y abierta practicar los principios morales y éticos al incidir en la política y transformar la realidad. Y que esto se refleje en los artículos es menos frecuente aún.

Acciones como esa necesita más la Argentina, en particular, y América Latina en general.

Mis mejores deseos para que esta iniciativa vea fructificar sus nobles esfuerzos.

Con aprecio,

Lic. Beltrán Gómez Híjar

Lima, Perú

Comentario desde Barcelona, España

Agradezco mucho vuestra invitación. ¿De dónde es el grupo? ´¿Cuáles son exactamente sus objetivos? Realmente hace falta a la sociedad actual, enseñarle lo que verdaderamente es ética, moral, cordura y sentido común.
Estoy muy interesado en vuestro proyecto. Yo soy político también, y rector de la Comunidad Ecúménica de San Jorge en Sant Boi de Llobregat, Barcelona. España. Mi nombre es Jordi d'Alemany.
Recibid todo mi apoyo y contad conmigo para lo que haga falta.
Jordi
5-09-08

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Rta. desde NGM:

Bendiciones. Ha sido grata su conexión. La historia nos muestra que siempre fue necesario adiestrarnos moralmente para realizar algo nuevo. Hemos elegido este tiempo de la historia para determinar que sin moral no hay Nación.
A pesar de ser un concepto genérico y por ocasiones abstracto, nace en la necesidad de hacer saber al hombre que sin ética nunca jamás podrá construir nada.