
Por Fabián Baronzini (*)
Veo las reacciones de los ruralistas amenazando con dejar de producir y pienso: Están reaccionando del modo que se pretende: no se siembra, no se produce, se paran las agroindustrias, se para el comercio, el transporte, sobreviene la depresión, la desocupación, la pobreza, la desvalorización de todos los activos.
Los informes meteorológicos, la suba del petróleo, los problemas climáticos, la escasez de agua, indican que en el mundo habrá una deficiente producción de alimentos.
Los campos argentinos ayudarían a paliar la situación. Y desvalorizados es muy fácil adquirirlos, negocio redondo.
Algunos hablan de la ineptitud del gobierno para seguir con éste modelo. Otros sectores lo apoyan. Sin importar si la ineptitud es cierta o no:
¿Qué pasaría si se hiciera un paro “a la japonesa”, es decir produciendo a ritmo desenfrenado el máximo posible?
Si la ineptitud del gobierno fuera cierta, con paro o sin el, la permanencia del modelo tendría los días contados, sólo variaría su duración.
Si por el contrario nos pusiéramos todos a toda máquina a producir y a hacer valer los derechos, luchando por la restauración del funcionamiento de las instituciones (léase constitución nacional, congreso, etc) tal vez podríamos reencauzar el destino de todos los argentinos, aún del gobierno de turno.
Parar del todo la producción, desde mi punto de vista es sinónimo de entregar todo en manos de cualquiera que quiera tomar posesión a bajo costo.
¿No habrá llegado la hora de reaccionar al revés de lo que cualquiera haría en ésta situación?
¿No habrá que arremangarse más que nunca produciendo no con la ayuda del gobierno sino a pesar de las provocaciones del mismo?
Si nos quejamos de tener un mal gobierno, no permitamos que también nos saquen nuestro momento histórico, nuestras tierras, nuestros principios. Este es nuestro momento de actuar. Después será tarde.
(*) Ingeniero y pequeño productor metalúrgico
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