
AGRICULTURA: BICICLETA FINANCIERA
Por Lic. Eduardo Salleras (*)
El análisis, la duda y la sospecha, son elementos que uno de vez en cuando utiliza en procura de elaborar un razonamiento, que puede ser cierto o fallido.
En este caso voy a intentar realizar una serie de conjeturas, tal vez exageradas, quizás equivocadas, pero que de todos modos dan pié a la reflexión.
Insisto, pueden ser parciales, aunque del desarrollo personal que cada lector haga de este artículo, se elaborarán conclusiones mucho más firmes y verdaderas.
Yo creo que el hombre medio argentino es de gustar de las cosas fáciles, y por supuesto con resultados bien positivos.
Me pregunto, ¿por qué somos productores de soja?
Abandonamos otros tipo de explotaciones y nos volcamos de lleno a la agricultura pesada, llámese: soja, maíz o trigo. Pero particularmente la primera.
¿Por qué? Porque es fácil y da muy buenos dividendos.
Tal es así de factible y accesible, que la agricultura hoy se transformó en un muy buen negocio financiero. Hay gente que coloca plata en esta actividad, sin haber pisado jamás un campo, o al menos no tienen la menor idea de qué se trata.
Encima hemos inventado la siembra directa que lo hace aún más cómodo y fácil.
Una vez alguien me dijo: “hoy la agricultura es para bobos”. No es tan así pero lo cierto es que antes era mucho más compleja y riesgosa.
Ahora, si la siembra directa o laboreo conservacionista es tan beneficioso para la tierra y el medio ambiente, yo me pregunto: ¿por qué hace falta cada vez más fertilizante, más herbicida, más insecticida e incluso, algo que no se usaba antes, funguicidas?
¿Será entonces? Uno analiza, duda y luego sospecha. Y como en nuestro país hay poca certeza en todo, me da derecho a vacilar al respecto.
El negocio de la producción se transformó en una excelente alternativa financiera a tal punto que se crearon grupos denominados “pooles de siembra”, que captan ese dinero que busca acomodarse en algo seguro y de mucha rentabilidad, al que se le oferta un mosaico geográfico, un mapa de distribución de riesgos, más la facilidad de la implantación y los controles posteriores hasta la cosecha.
Claro que a más rentabilidad más alto es el precio que se paga por los campos a alquilar, situación que desacomoda por completo a la especie “chacarero” y lo expulsa de su actividad, o lo invita amablemente a resignarse, y transformarse en el nuevo prototipo argentino: no hacer nada y vivir bien.
¿Cuál es el negocio para nuestro país? Enormes cantidades de hectáreas ocupadas por la agricultura moderna, fácil y segura, pero de no muy claro proceso productivo y sus consecuencias, mayor cantidad de divisas y retenciones a las exportaciones lo que les permite a la eterna dirigencia política financiar sus proyectos de poder.
Contra ello un espacio rural fantasma, despojado de historia, de instalaciones y de vida, invadido por fugaces intrusos que hoy están y mañana no, con enormes equipos que consumen el 10% de la mano de obra tradicional, que traen casi todo de afuera (Bs. As., Rosario, Córdoba, etc.) y a la cosecha nuevamente efímeras presencias seguidas de importantes flotas de camiones que trasladan el rédito a otro lado.
No sabemos a veces siquiera quiénes son y mucho menos quiénes ponen la plata para semejante depredación social agropecuaria.
¿Un productor medio dónde consigue dinero? y si lo consigue, ¿cómo? Ese hombre a quien todos le cantaron piedra libre recibe la presión de los impuestos, de los juicios laborales, de los comercios del pueblo, e incluso es el destinatario del psicoanálisis de algún dirigente.
Mientras tanto anda a saber quién es José Nadie S.A., a quién muchos lo financian a riesgo y de esa forma consigue gran cantidad de dinero.
Todo es legal, pero ¿Es bueno para el país?
La vagancia sojera atrajo estos nuevos modos de vivir la Argentina, de vivir el campo.
Claro muchos me dirán: “¡qué quieres que haga si a nosotros los tamberos o ganaderos de invernada y cría, el gobierno nos está volviendo locos! ¡El ayuda incluso a estos ciclistas financieros a expulsarnos legalmente de nuestras tierras...! ¡A la Agricultura y listo!”.
También cabe la pregunta ¿producimos o extraemos? Porque esa tremenda explosión de insumos que estallan a cada campaña sobre los campos busca cerrar convenientemente los números de esa cosecha o, a lo sumo, la de un par de años más, pero de seguro mientras financieramente no exista mejor alternativa.
Cuando esto se acabe, - como todo: alguna vez terminará -, ¿quién va a ocupar los campos, de qué forma, en qué casas? ¿En qué corrales encerraremos la hacienda?, ¿Con cuál molino le daremos agua? ¿Y los montes? Estas estructuras cuestan mucho dinero y tiempo hacerlas, ¿cuánto entonces habrá perdido el país?
Aquel chacarero se deshizo de sus vacas, ovejas o chanchos, para sembrar soja, y se fue a vivir al pueblo para amanecer tarde y trabajar solamente un mes al año. A muchos ni siquiera se le puede decir trabajar porque llaman a alguien que les fumigue, otro que luego les siembre. Nuevamente llama al fumigador, y después al que cosecha. Mientras tanto manda al ingeniero, la mayoría recién recibidos al servicio de quien vende los insumos y le dice si tiene o no que fumigar. Por tanto esfuerzo ese productor sin renegar gana más que cuando se rompía el lomo trabajando de sol a sol, generando empleo, dándole vivencia social a la tierra y jerarquía a la vida rural.
Nosotros los argentinos todo lo exageramos.
Yo propongo entonces que el Estado premie al que sigue siendo productor y tengo mis propuestas al respecto que distinguen al hombre de campo de aquel que viene hacer un negocio financiero con la tierra. Prohibiciones no, pero premios sí.
¡Cómo nos gustan los mangos! ¿Y a quién no?
Y mientras siga siendo un buen negocio la vagancia sojera... ¡Qué labure magoya!
Cualquier parecido con la vida real, es pura casualidad y solamente va por cuenta y orden de la imaginación de cada lector.
(*) Licenciado en Administración Agraria, ex docente y Director de la Escuela Agrotécnica de Aarón Castellanos, ex presidente de la Comuna de Aarón Castellanos, defensor de la causa de las inundaciones de la laguna La Picaza. Productor agropecuario y analista en "Noticias" de Rufino y "El Informe" de Venado Tuerto
20 de Febrero de 2007. Gentileza de www.ancaloo.com.ar
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